Aguila Principe

Entre los sueños y el atardecer Águila Príncipe señorea el espacio aéreo de la megaciudad Nat tha Hi tec; un conglomerado urbano de lo que en el futuro pueda ser la ciudad de Celaya o cualquier otra de México, de esas que en su crecimento acabarán por absorber a las poblaciones vecinas.

Prescindiendo del azar y del accidente fortuito que ha lanzado a la fama a tantos super héroes, el joven director del Instituto Federal de Alta Tecnología, Axayácatl el Itzquauhtzin, ha diseñado una armadura virtual implantandose un microprocesador con suficiente energía como para que las imágenes holográficas de su traje se puedan tocar, lo que le faculta de una visión de extraordinaria resolución, fuerza sobrehumana y una agilidad y velocidad tales que prácticamente le permiten volar.

Con todo este equipo Axayacatl pretende hacer frente a la ola de inseguridad que amenaza con apoderarse de Nat tha hi tec. Aunque ello le enfrente a ocultos enemigos envueltos en el halo de la impunidad, no teme puesto que ahora se ha vuelto virtualmente invulnerable, excepto por una cosa: -no es invulnerable al amor.

De esta forma comienzan las aventuras del personaje que pudieramos ser todos y cada uno de nosotros, ya que Águila Príncipe no es ningún iluminado, ni especie de elegido o mesías, sino antes bien se trata del individuo común que decide actuar en un mundo donde elevar plegarias ya no parece servir de mucho. Cercana a él se encuentra Citlalli (la amada imposible, suficientes años menor que nuestro protagonista) con lo que parece subrayar la soledad del hombre común en medio de un mundo globalizado y tecnificado; y es que antes que una historieta de super héroes o un relato futurista, Aguila Príncipe se nos plantea como una historia de amor.

Precisamente es esto: Amor, desolación, muerte y esperanza, convergencia entre sueños y relidad lo que mueve a este personaje cuya vida transcurre en un continuo diálogo interior, voz sin interlocutor, porque Águila Príncipe no habla (al menos nunca en voz alta y a nadie que no sea sí mismo) inmerso en la armadura de campos de fuerza visibles, pero finalmente inexistente; la misma que le protege del caos y a un tiempo le aisla del mundo al que tanto ama.

La lucha del super héroe cede entonces su lugar al denodado esfuerzo de un hombre común por dejar caer una rosa en el jardín de una princesa...